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Hoy en día, en los procesos de selección podemos encontrar una enorme competencia, los candidatos cada vez están mejor preparados y aun así no resulta sencillo encontrar el candidato adecuado. Las empresas buscan que los empleados aporten un valor añadido y uno de esos valores es la iniciativa.
Hemos de comprender exactamente lo que es la iniciativa, que consiste básicamente en “dar el primer paso, comenzar una acción sin ninguna influencia, ni control externo”. Pero la iniciativa no es un valor innato, pues todos podemos adquirirlo en nuestro desarrollo personal.
Hay un antiguo refrán que dice: “es mejor pedir perdón, que pedir permiso” y la verdad es que si reflexionamos sobre esto, es totalmente cierto. La vida es injusta y muy dura, pero siempre es mejor equivocarse por tomar la iniciativa, que quejarse esperando que algo suceda.

La iniciativa es cuestión de confianza y motivación

Todos los empleados tenemos asignados unas funciones, unas competencias, un rol que desempeñar en nuestra actividad laboral, pero siempre podemos tener iniciativa. Cuantos empleados han observado que algo estaba mal y han tenido ocasión de tomar la iniciativa para resolverlo, pero no lo han hecho esperando a pedir permiso, por falta de confianza, por pereza o incluso simplemente porque les da igual. Muchas personas esperan a que les digan lo que tienen que hacer, y lamentablemente, si no es así, no hacen absolutamente nada.
Evidentemente actuar conlleva un riesgo (el que no arriesga no gana) y por ello debemos medir hasta donde podemos llevar nuestra iniciativa. Lo primero que has de tener en cuenta es que todo ser humano se equivoca y los jefes, gerentes, superiores que toman decisiones cada día, se han equivocado en numerosas ocasiones, por lo que entenderán que un subordinado también pueda equivocarse. Lo que debemos hacer es aprender de nuestros errores, porque cada error es una lección.

¿Como lleva a cabo la iniciativa?

Cuando tienes iniciativa, demuestras que pueden confiar en ti, que pueden delegar en ti, porque además de un empleado, te conviertes en un solucionador de problemas. Para desarrollar tu iniciativa, debes aprender más sobre tu empleo, adquirir mayor conocimiento, intentar implicar a tus compañeros, aprender a plantear estrategias previendo dificultades que puedas encontrar al ejecutar dichas estrategias y sobre todo, aprender de los errores para que cada iniciativa mejore.
Los peores enemigos de la iniciativa, son el miedo a equivocarnos, la inseguridad y la desconfianza en nosotros mismos y por supuesto, la pereza.
A veces, salirnos de nuestro rol laboral, quizás extralimitarnos en nuestras funciones como empleado y aportar ideas propias pueden dar un soplo de aire fresco a la empresa e incluso ayudar a mejorarla. Simplemente debemos conocer donde está límite para sobrepasarlo, sólo un poco.
imagen: lintmachine


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